Un desaparecido especial en Las Canteras, con final feliz.

Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria
LA “ÚLTIMA VUELTA” 🚔
El pasado fin de semana, una Asociación de personas con discapacidad, de la isla de Lanzarote, visitó nuestra ciudad para participar en una competición deportiva.

Para ellos, era una excursión y toda una aventura, que se torció en el momento en que perdieron a uno de sus componentes. El sábado, sobre las 17:00 horas, le vieron por última vez, por lo que los responsables de la Asociación nos pidieron ayuda para localizarle.

Durante toda la tarde, ninguno de nuestras patrullas pudo encontrarle. Cuando comenzó el turno de noche, desde la sala 092 se comunicó nuevamente a todas las unidades policiales su descripción, para continuar intentando su búsqueda.


Iván y Víctor son dos compañeros que formaban una patrulla esa noche. Quedaron especialmente afectados, pues el día anterior ese grupo de personas con discapacidad les había saludado, y ellos incluso les invitaron a ver el vehículo policial y habían quedado muy emocionados y agradecidos.

Iván y Víctor dedicaron toda la noche a su búsqueda. Si desde la sala les encomendaban algún servicio, lo cumplían y volvían a recorrer cada calle, callejón, plaza o parque de la zona donde se había perdido. La fe en encontrarle es alta al comienzo, pero va decayendo cuando se acerca el fin de la jornada y no ha sido posible…

Casi al final de su turno, cuando faltaba poco para volver a la Jefatura, se dijeron… “Venga, la última vuelta”. Y una vez más, iniciaron el recorrido por la zona donde se había perdido, cerca de la playa de Las Canteras.
Y cuando casi habían perdido la esperanza, en el Paseo de Las Canteras, por la zona del Hotel Cristina, sentado, descalzo, helado de frío y asustado, allí estaba…


Lo encontraron. Le dieron algo de comer y lo llevaron a la residencia donde se hospedaba su grupo, que salió a la calle junto a sus tutores para recibirle.
Entonces, su mejor amigo, un joven que padece síndrome de Down, se acercó a él y le dio un abrazo, un beso, y le preguntó “¿dónde estabas César?”.

Seguidamente, miró a los compañeros, les dio la mano y, aunque no dijo nada, nos cuentan Iván y Víctor que esa mirada, llena de agradecimiento, ha sido de los momentos más bonitos y reconfortantes que han vivido en sus ya bastantes años como policías.

Ojalá esta breve historia con final feliz contribuya a alegrarles un poco el día y transmitirles que, cuando algo se intenta pero parece imposible, no hay que perder la fe y motivarse para dar otra “última vuelta” 🙂.