Han permitido reconstruir el recorrido de ella y Miguel R. desde varias horas antes de su desaparición, desmintiendo la versión del acusado y también han permitido orientar la búsqueda hacia la costa de Arucas.
Por ese motivo la jueza ha solicitado al Instituto Oceanográfico un informe de las corrientes marinas en esa zona para determinar el punto exacto donde deben buscar los buzos.
Los investigadores mantienen la teoría de que el procesado tiró el cuerpo de la desaparecida al mar en la zona del Guincho del municipio de Arucas, en el norte de Gran Canaria. Miguel R. entró en contradicciones en su relato de lo que hizo ese día. Además, su móvil le sitúa en el Guincho no sólo el día de la desaparición de Juana, sino que acudió al lugar tres veces más posteriormente.
Los investigadores creen que Juana Ramos murió en la casa de su expareja, ya que ahí fue la última vez que su teléfono móvil aparecía conectado; se cree que el aparato fue destruido en ese lugar.