Evitan el desahucio del ex guardián del Sioux City con 96 años.

Desahucio con final feliz para el ex guardián del Sioux City.

El alcalde Marco Aurelio Pérez logra que los propietarios del Cañón del Águila  anulen para siempre el desahucio que este jueves tenía que ejecutar el matrimonio de pensionistas formado por Adán Guerra Perdomo, de 96 años, y Josefa García Suárez, de 89

El exguardián del Sioux City, Juan Adán Guerra Perdomo, de 96 años, no tendrá que abandonar finalmente la casa donde ha vivido con su familia durante los últimos 47 años. La mediación desarrollada por el alcalde Marco Aurelio Pérez Sánchez ante los propietarios de la edificación y del suelo consiguió paralizar definitivamente el alzamiento judicial ordenado para este mismo jueves.

Gracias a un acuerdo sellado ante notario, Adán Guerra podrá seguir viviendo junto a su esposa, Josefa García Suárez, de 89 años, y el hijo soltero que los cuida, en la pequeña vivienda que se levanta tranquila y austera, con un pequeño patio de sombra, en la trasera del enorme graderío de madera existente dentro del parque temático del Oeste, la infraestructura lúdica que el Condado de la Vega Grande abrió en el Barranco del Águila en los primeros años del turismo.

La vivienda en una sola planta tiene unos 78 m2, rodeados de silencio, flores, algunos árboles y cantos de pájaros. Antes de que este matrimonio la habitara y adecuara, en ella vivió Manuel Mayor, según recuerdan ahora el ex guardián y su mujer. Mayor era el maquinista que allí se encargaba de la elevación de aguas que el Condado realizaba desde la infraestructura pocera de El Águila hasta los altos de La Gloria, para posibilitar el suministro de regadío a las extensas plantaciones de tomateros que antes había en la zona, y cubrir también las necesidades turísticas de una incipiente y próspera Playa del Inglés.

Un ruego

Adán Guerra se vino al Sur para trabajar de guardajurado en el Sioux City después de escuchar una oferta que le hizo un domador de perros de Tafira. Él ya era ‘guardián de palos’ en una de las muchas fincas de plataneras de Manuel González en Moya, localidad donde había nacido trece años antes de la Guerra Civil Española, el 19 de noviembre de 1920. En el Sur estaban buscando a buen guardián, que fuera capaz de hacer el trabajo de dos hombres ganando 300 pesetas. Y no lo dudó.

Por ese sueldo Adán bajó al Sur y subió al Norte de la Isla casi cada día durante tres años, hasta que se planteó que aquello no era vida para un matrimonio humilde que se quería y que tenía a su cargo la responsabilidad de 6 hijos. Ahora ya tienen 10 nietos y tres biznietos. Adán y Josefa pensaban que la familia tenía que vivir junta y cerca del trabajo, y el guardián decidió entonces planteárselo a los propietarios del suelo. El Condado amablemente atendió su ruego y les buscó la casa cambiando de domicilio al maquinista, que entonces estaba soltero. Cuando el matrimonio del guardián dejó Moya para asentarse definitivamente en el Sur, el más pequeño de los hijos tenía 7 años.

Adán solo libraba los sábados. Los lunes por las mañanas trabajaba en la taquilla del Parque para informar a los numerosos turistas que ese día se cerraba para libranza de los actores y figurantes. El resto de la semana se encargaba de cuidar las instalaciones por las noches. Durante muchos años hizo las rondas nocturnas en compañía de un perro fiel al que llamó Canario. El animal, de raza, no permitía que nadie se le acercara con rechisto, y murió de puro viejo antes de que su dueño se jubilara oficialmente hace ya 31 años, aunque siguiera en la brecha hasta que la fuerza de sus piernas le duraron.

La película

En aquel desempeño de su profesión nuca se encontró con dificultades el ex guardián del Sioux City, y allí incluso participó como figurante en uno de los spaghetti western italoamericanos que se rodó en 1975 dentro del Parque y sus alrededores. Hizo de mexicano en el largometraje ‘Por la senda más dura”, dirigido por Antonio Margheriti y producido por Harry Bernsen, con un reparto liderado por los famosos Lee Van Cleef, Jim Brown, Fred Williamson, Kim Kelly y Catherine Spaak. Bajo el título original ‘Take a Hard Ride’, con música de Jerry Goldsmith y guión de Eric Bercovici y Jerrold L. Ludwing, la película narra las peripecias de un aventurero que transporta 86.000 dólares a la viuda de su jefe, un poderoso ganadero, para cumplir su última voluntad: fundar un pueblo en el Oeste”.

Adán y Josefa ahora se sienten más serenos “y agradecidos al alcalde por lo que ha hecho, pero sobre todo a los jefes (el Condado), porque siempre se han portado muy bien con nosotros y nos hemos respetado”. El matrimonio ha logrado superar los miedos y el calvario que les produjo hace cinco años un aviso inesperado de que debían dejar su domicilio, el hogar de tres generaciones. Recibieron el comunicado por sorpresa. Ella con un espíritu vivo y una memoria prodigiosa pero sujeta a una silla de ruedas por las dificultades degenerativas de su enfermedad ósea, y él, como un gato con siete vidas, convaleciente aún de una caída fortuita que le produjo la alarmante rotura de siete costillas y una hospitalización de dos meses. La propietaria de 117.970,86 m2 en Amurga, la entidad Fuente Lentisco 2005 SL, proyectaba entonces la venta del suelo del Parque, y ellos debían dejar libre la vivienda.

Pese a las dificultades que la salida imperiosa generaría a los dos pensionistas, éstos nunca se negaron a hacerlo. No obstante, el azar quiso que uno de sus yernos, trabajador en una asesoría laboral y contable del Edificio Mercurio, compartiera esta historia de sus suegros con un abogado de la torre II del mismo edificio, y que éste le hiciera llegar el drama de los dos mayores al alcalde.

Comprensión

Sin dilación, la mediación de Marco Aurelio Pérez y la comprensión de los propietarios del suelo encaminaron la resolución de esta película hacia un final feliz. Se sustanció en un acuerdo ante el notario Valentín Consejo Arranz, firmado este martes, que frenó definitivamente la ejecución judicial del alzamiento que estaba decretado en firme para este mismo jueves 14 de abril a las 11:30 horas.

El acuerdo notarial acatado por Adán y Josefa, y también por el hijo que los cuida, en presencia testimonial del yerno y del amigo abogado, resuelve que el matrimonio podrá seguir ocupando su actual domicilio de forma temporal y gratuita hasta el fallecimiento de los dos cónyuges. Después, sus herederos entregarán la vivienda sin ninguna acción o reclamación judicial o extrajudicial.

La pareja se muestra “profundamente agradecida con los jefes, con los de antes y los de ahora, porque siempre se han portado muy bien con nosotros”, recalca Josefa y asiente afirmando con la cabeza el ex guardián del poblado del Oeste.