Carmen Pérez lee el primer pregón de las fiestas de Risco Blanco.

 Rememoró con los vecinos la vida cotidiana de un caserío rural disperso que tuvo dos molinos de gofio y tres escuelas, pero no una carretera de acceso en condiciones hasta los años 60.

La profesora y concejala de Educación y Sanidad del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Carmen Pérez Pérez, leyó este viernes el primer pregón de las fiestas populares del barrio de Risco Blanco, en la caldera de Tunte, que se celebran sólo durante este fin de semana en honor de Jesús Salvador y la Virgen de Las Nieves.

Aunque esbozó una pequeña visión histórica centrada en las crónicas de Abreu y Galindo y Marín y Cubas sobre la conquista y el enclave de culto religioso que los aborígenes llamaban Umiaya, el pregón de Carmen Pérez se centró más en su memoria personal y familiar, como las historias que sus padres les contaba sobre las discusiones entre los nativos de Risco Blanco o ‘berreros’, y los vecinos ‘rabaneros’ de Taidía.

Fue un pregón sentido y nostálgico, donde no faltaron alusiones al enclave paisajístico de Risco Blanco, al que catalogó de “regalo de la madre naturaleza y emblema que vigila y protege a los tirajaneros en las faldas de la gran Caldera de Las Tirajanas, cuna base de los vecinos de la parte alta del municipio desde donde  se derramaron las razas hacia Taidía, Santa Lucía, Rosiana, El Lomito y otros barrios hasta llegar a la costa”.

También contó la pregonera aspectos de la vida cotidiana en esta apartada ladera de la Caldera que no tuvo carretera de acceso hasta bien entrados los años 60 del pasado siglo. “Los vecinos sólo disponían de dos caminos reales, el del Lomo de Vera y el del Almogarén, marcado con las cruces, el calvario y la cuesta” para llegar al casco de Tunte.  Eran las mismas sendas que utilizaba el cura montado en burro para llegar al caserío a decir misa, recordó.

La pregonera narró que en ese tiempo de vida rural y luz de velas, en el caserío se contaban dos molinos de gofio que funcionaban con saltos de agua y que regentaban el tío Salvador y Marianita, y Victorino y Mariquita ‘La Marrona’, y que también se montó la primera escuela de toda la zona en la propia casa de su bisabuela Pino Pérez, en el enclave de La Hoja de Arriba, “hace casi 150 años”. Después, y por este orden, llegarían las escuelas estatales de La Sabina, La Culata y la del propio Risco Blanco, “donde se decía la misa y se velaron algunos matrimonios, aunque la única boda que allí se celebró fue la de Patrocinita Alemán, porque todos los casamientos, comuniones y bautizos tenían lugar en la iglesia de Tunte”.

Carmen Pérez recordó que la iglesia y el local de Risco Blanco se construyeron sobre terrenos donados por Isabelita, Jesusita y El Pichi, y que la primera fiesta del barrio se organizó en 1971 con mil duros (30 euros) que puso a disposición del evento el entonces alcalde José Macías. Entonces también existían en el caserío varias tiendas, “como las de Pepito ‘El Mesonero’, Angelinita, Antonio Alemán ‘El Peninsular’, Ventura y Paquito ‘El Abogao’.

También detalló que Risco Blanco es “un barrio especial porque todos los vecinos tienen un doble bautizo”, el de su nombre y un dichete familiar que se hereda, como el de los morrete, gallos, grillos, padre Claret, mansos, borreguitos y muchos otros.

Pérez cerró el primer pregón festivo del caserío insuflando ánimos a los vecinos. “Aunque la aparcería del tomate y el turismo vaciaron el barrio, los criollos de aquí no olvidan sus raíces y cada vez más renuevan sus casas y sus hornos de piedra para hacer con leña bizcocho y pan”.

Romería, paella y tirada de soga

La romería festiva se celebra a bleo esta tarde a partir de las 18:30 horas con salida en el estanque de la higuera, a los pies de Umiaya, para finalizar con una verbena y una gran rifa en la plaza del pueblo.

Mañana domingo la Banda de Tito despertará los vecinos con su pasacalles, y tras la misa y procesión que tendrá lugar a las 12:30 horas, se degustará un paella y picoteo en la plaza. La tarde, a partir de las 17:30 horas, estará dedicada a los niños y también a la tradicional tirada de soga entre los equipos vecinales de La Hoja de Arriba y El Sequero.